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Por: losojosdeltecolote
Por: Zyanya Gil Yáñez
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Por: Zyanya Gil Yáñez
En el tórrido y asfixiante verano coreano, el calor es tal que en ciertas horas del día caminar por la calle resulta una hazaña. La noche tampoco da tregua, pues el ambiente se mantiene húmedo y cálido a toda hora. En esta temporada, es común que la gente se refresque en sus habitaciones con el aire acondicionado a 20 grados centígrados.
En estas circunstancias es natural que se antoje comer un helado o un bingsu delicioso con esa cama de hielo cubierta de frijoles dulces, pastelitos de arroz prensado y crema endulzada. También resultan especialmente apetecibles los fideos fríos como el naengmyon, bañados en un caldo con hielos o salsa picante.
Los coreanos, aún en medio del frenético ritmo de las ciudades y de los ambientes controlados de sus hogares y oficinas, viven de un modo particular las variaciones del clima. En Corea no sólo se siente el estado del tiempo, sino se vive en cada aspecto de la vida. Cada una de las cuatro estaciones tiene su propio ritmo interno.
El verano tiene tres distintivos picos de calor: chobok (초복) jungbok (중복) y malbok (말복), los cuales indican el inicio el medio y el fin de esta temporada. Debido a que la época puede resultar húmeda y calurosa, es necesario consumir alimentos que refresquen y ayuden al cuerpo a recuperar sales que pierden los órganos internos. Con el calor ambiental, la sangre del cuerpo se concentra en la superficie de la piel y el calor se pierde por medio del sudor, lo que hace que los órganos internos se enfríen y esto causa agotamiento e inapetencia.
“El fuego se ataca con fuego”
En esta temporada, Corea también nos sorprende en aspecto como la comida al mezclar lo moderno y lo tradicional, con sus aparentes contradicciones. La misma gente que ahora disfruta del aire acondicionado a temperaturas bajas, ha disfrutado por generaciones de los caldos calientes como el samgyetang para equilibrar la temperatura y devolver energía al cuerpo. La sabiduría tradicional coreana, plasmada en este proverbio 이열치열, nos dice que el fuego se ataca con fuego. Así, en el verano, los habitantes de dicho país disfrutan de comer este caldo de pollo que es no solo delicioso, sino saludable. El gusto por este platillo es tal que en los días de máximo calor, la gente espera hasta por más de una hora para deleitarse con el platillo en los restaurantes tradicionales.
La base de guiso es un pollo cocinado que produce un caldo blanco y espeso. Una vez que el ave se cuece, se sirve entero y relleno de arroz con ajo, ginseng, jujube e ingredientes varios de acuerdo a la receta tradicional de cada restaurante.
Su popularidad es tal que hay restaurantes especializados solo en samgyetang. Esta delicia puede considerarse casi un alimento medicinal y en muchos lugares se sirve acompañado de bebidas herbolarias o licores vigorizantes para complementar la experiencia terapéutica.
Al comerlo, el cuerpo comienza a sentirse más fuerte y el calor es menos abrumador.
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