sábado, 7 de diciembre de 2013

Danza y teatro de Japón

Por: Héctor Guardado

Con el espectáculo 'Mai-Sho-Gaku', se celebran en Mazatlán 400 años de relación con el País oriental

MAZATLÁN. La cultura japonesa ha tenido una presencia permanente en México a lo largo de los 400 años de relaciones diplomáticas, que se celebraron en Mazatlán con el espectáculo Mai-Sho-Gaku, que reunió en el escenario del Teatro Ángela Peralta tres expresiones artísticas del País del Sol Naciente.


Mai es la danza, Sho la caligrafía y Gaku la música, los elementos creativos con los que un grupo de mexicanos, amantes de la cultura japonesa, coordinados por la coreógrafa y bailarina de ascendecia nipona, Irene Akiko, crearon un espectáculo que acerca al público a la mística y las formas estéticas de las expresiones artísticas japonesas.

Mai-Sho-Gaku inicia con un oscuro del que surge una imagen envuelta en humo, el Dios del Rayo, con su aureola de pequeños tambores rodeando su cabeza; tocó un timbal, los sonidos intensos contrastaban con un toquido suave, contrapuntos con los que se creó una atmósfera misteriosa.

Apareció el Dios del Viento con una peluca azul cielo y con el rostro, las manos y los pies pintadas en el mismo tono. Esta deidad se encargó de los instrumentos de cuerda y los tambores más pequeños, cada uno de estos personajes hicieron su aparición y mostraron los tonos sonoros que los representaron durante la puesta en escena.

El foco en el escenario fue una puerta roja adornada con motivos orientales que representó el umbral a través del que tienen contacto el mundo de los espíritus y la realidad, el otro centro de atención visual fue un calígrafo que hincado preparó la tinta con la que pintó dos grandes lienzos en forma de columna, que se elevaron sobre el foro y se integraron, con la belleza de sus trazos, a la escenografía.

En el escenario se representó la batalla que vive en su interior el calígrafo, dos seres habitan a los humanos y se enfrentan constantemente en batallas míticas, son el Agua, interpretada con la delicadeza de los movimientos y los sonidos guturales de una mujer que fluye con sus movimientos por el escenario, con esos atributos se enfrenta al Fuego interpretado por un bailarín, sus cualidades son la fuerza, la pasión, con los que se enfrenta al Agua.

Se crea sobre el escenario un contraste con sus movimientos, con sus actitudes, con las muecas, que suavizaron o deformaron sus rostros.

El calígrafo siempre está presente con una actitud tranquila, mientras el escenario representa su convulso interior en donde se desarrolla la intensa batalla entre las dos fuerzas que lo dominan y que representan la crisis existencial a la que lo orillan sus debilidades: la tristeza, envidia, miedo, odio, enojo y la culpa.

En la segunda parte, continúa la batalla en la que los colores del vestuario, las pelucas, la pintura del cuerpo y un gran cuadro construido con orgánicos trazos se integran para crear una propuesta visual que consiguió captar la atención del público.

El calígrafo se sumerge en el escenario para incorporarse al resto de elementos ycrear una visión estética que es una postal japonesa.

LOS ARTISTAS

El monje lo interpreta Yolox Medina; "Elemental de Agua" y "Fude" es Irene Akiko lida; "Elemental de Fuego" y "Sumo", el bailarín Arturo Tames; los músicos Alejandro y Tenoch Méndez.

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