Una presentación que hizo la delicia de todos los fans de la serie de videojuegos.
Distant Worlds: Music from Final Fantasy es uno de los conciertos más reconocidos dentro de la escena videojugadora, pues ya lleva más de 7 años realizándose a nivel mundial y cuenta con el respaldo de Arnie Roth, compositor y director de orquesta ganador del Grammy, y el artífice de toda la música de la franquicia de Square-Enix, Nobuo Uematsu.
Con esa base, los fans mexicanos no pudieron estar más que contentos al anunciarse hace unos meses, la llegada de la presentación a la Ciudad de México; pues era la primera vez que se tomaba en cuenta dicha región del mundo. La expectativa entre los jugadores crecía a medida que se acercaba la fecha, todos esperaban un momento musical épico. A las 11:00 pm del miércoles 12 de marzo sólo había algo que decir: fue “Glorioso y Generoso”.
El concierto comenzó pasadas las 8:30 pm, pero desde la entrada al recinto de Reforma se podía sentir el ambiente videojugador, con varios fans luciendo cosplays de los personajes del juego (podíamos encontrar desde Rikkus, Tifas y Squalls, favoritos de los cosplayers; hasta una Terra, varias Rinoas, una Garnet “princesa” y una pequeña Mog); así como personalidades que han apoyado la industria y movimientos culturales de este tipo desde el inicio de la historia moderna de los interactivos, como es el caso del buen Gus Rodríguez, creador de Club Nintendo y conductor del extinto programa, Nintendomanía.
La presentación se llevó a cabo sin mayores problemas, el primero en salir fue “Nobu-san”, portando una máscara de luchador y tomado asiento entre el público de las primeras filas; unos segundos después apareció Arnie Roth para dirigir las primeras piezas de las más de dos horas musicales de Final Fantasy. El Preludio hizo su aparición en primer lugar, acompañado por imágenes de todos los juegos de la saga principal, desde el I hasta el XIV; seguido de, y no podía ser de otra manera, Liberi Fatali, la mejor introducción de la saga.
Poco a poco se fue visitando la música de los diversos juegos, no obstante, fueron las entregas VIII y IX quienes se llevaron la mayor parte del tiempo, con You’re not Alone, Vamo Alla Flamenco, Don’t be Afraid y Man with the Machine Gun, entre otras; asimismo, las primeras tres iteraciones de Final Fantasy casi no se tocaron. Algo a destacar es que Roth no paraba de agradecer a los fans por su presencia y a Uematsu por crear tan esplendidas piezas. Los asistentes correspondieron sus palabras con varios gritos, aplausos y lágrimas; así es uno podía ver al público conmovido hasta el punto de llorar al escuchar sus melodías favoritas, o gritando como si enfrente tuviera a los más grandes representantes de la historia del rock.
Aunque nunca bajo el ritmo, podemos decir que el momento grande de la noche fue Aria di Mezzo, la Opera de Final Fantasy VI; interpretada en una nueva versión completa, con tres solistas y un narrador; la historia de Draco y Maria abandonó, por breves minutos, el mundo virtual para verse realizada.
Ahora, como en todo concierto, hubo varias omisiones, canciones que los fans quedaron con ganas de escuchar; principalmente los temas vocales Eyes on Me, Melodies of Life y Suteki da ne. Otro punto negativo es que el inmueble no se llenó, si bien la asistencia cubría cerca de los tres cuartos de capacidad total, se notaban varios huecos en secciones supuestamente agotadas, lo que hace pensar que las promociones 2x1 liberadas en diversas ocasiones sólo beneficiaron a la reventa.
Dejando de lado dichos aspectos, el evento fue por demás satisfactorio para el fan, más aún cuando Roth y Uematsu se juntaron al final del concierto para decir una última palabra: SEPHIROTH, y cerrar con broche de oro la presentación al interpretar One Winged Angel.
Algo que no hemos mencionado, pero que también merece el total reconocimiento, es la ejecución por parte de la Orquesta Sinfónica Nacional, el coro y los cantantes; quienes parecía, hubieran estado con “Nobu-san” desde el primer Final Fantasy, pues jamás bajaron en su interpretación, dando una muestra cercana a la perfección de su trabajo; además de que se notaban muy divertidos en cada una de la piezas (principalmente en el medley de Chocobo).
Así, el Auditorio Nacional se vio invadido por magos negros, magos blancos, princesas, ladrones, invocadoras, mercenarios, guerreros, ángeles de un ala, mogs y pollos gigantes. Con todo esto sólo queda una cosa por oír.
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