sábado, 27 de febrero de 2016

Caligrafía Zen por el Maestro Shodo Harada Roshi

Joya de Buda
Autor: David Prats Mira

Chapultepec, Ciudad de México

El pasado jueves 25 de Febrero a las 16h se celebró, en el Museo Rufino Tamayo, una espléndida demostración de caligrafía japonesa (sumi-e) a manos del Maestro Zen, de la variante Rinzai, Shodo Harada Roshi.


Lejos de ser un simple ejercicio mecánico, la demostración en caligrafía (Shodo; o “el camino de la tinta”) fue un acto meditativo de gran intensidad y profundidad. Harada Roshi introdujo el acto, traducido íntegramente del japonés al inglés y al español, con un comentario acerca de la importancia del arte de la caligrafía con kanji (ideogramas que adquieren significados muy profundos). Según el Maestro, la manera de comunicarse en la antigua China y en Japón con estos ideogramas (abstracciones pictóricas convertidas en caligrafía), era la de transmitir profundamente más allá de lo que se leía, ya que “la manera en la que se imprime la tinta; las huellas que va dejando en su paso por el papel se puede apreciar el estado de mente de calígrafo”, según sus palabras.

Nos continuó diciendo que “Son estos estados mentales que se expresan en este tipo de caligrafía Zen llamada bokuseki (trazo de tinta), que se representan con frases Zen profundas de sabiduría que son un sostén para la mente”. Pero “esta manera es diferente de la caligrafía usual y es, también diferente a la caligrafía que se hace en China, porque en ésta caligrafía se puede comprender el estado de mente del estado de mente que tiene el maestro Zen que las elabora”.

El Maestro Shodo Harada Roshi, nos habla del origen del Shodo, o Camino de la Tinta y su importancia como práctica espiritual.

Con voz grave, pausada y directa el Maestro Harada Roshi, nos ofreció, tras la realización de las palabras caligrafiadas de cada poema, el significado de los ideogramas impresos; seguidos de su traducción al inglés y al español, realizada por dos traductoras que lo acompañaban.

En cada trazo pudimos ver su extraordinaria concentración y ligereza, poemas que realizó con gran suavidad y determinación. Uno de los primeros poemas que realizó fue este: “La flor se abre, la mariposa llega” (“Hana hiraite chô Onozukara kitaku“). Este poema, como todos los otros, fue recitado con voz grave y pausada tras realizar con un gesto certero los ideogramas (kanji) en papel de arroz. Esta frase es un extracto de un poema del famoso poeta japonés Ryokan el cual habla de que cuando nuestra mente está abierta y despejada; vacía de toda idea preconcebida, nuestra mente se convierte en esa flor, para que la iluminación repentina o satori, pueda darse como la llegada de la mariposa que fecunda la flor. La flor no se abre para la mariposa, ni la mariposa existe para la flor, pero la flor se abre por el calor de la primavera y de ese modo se encuentran.

Caligrafías realizadas por el Maestro Harada al final del encuentro.

De la misma manera nos encontramos unos a otros en la vida, no nos conocemos, pero nos fecundamos con nuestra presencia y actos; esta es una muestra clara de la ley de la causa y el efecto (karma) que rige toda la la realidad.

Con cada poema los asistentes estuvieron hechizados por el silencio sólo roto por el trazo suave, rápido y decidido del pincel del Maestro Shodo Harada; era como un baile que se entremezclaba con los surcos negros sobre el papel blanco en perfecta armonía.

Más adelante nos deleitó con otro poema que reza así: “Recoge agua y la luna está en tus manos” (“Mizu kikusureba tsuki te ni ari“), Esta frase se encontró en los archivos del maestro Kido, que provienen a su vez de otro poema más largo. Con este verso el Maestro Harada nos quiso decir que el estado más calmado de mente es aquel que entiende a la propia mente como un espejo que refleja a todo ser; y de hecho se convierte en todo ser, ya que no hay separación entre el otro y nosotros; somos el otro. Todos somos Uno.

Para el Maestro Harada, y para el Zen en general, esta mente clara y cristalina es el Buda. De este modo en todo veremos reflejada esa luna pura que todo lo ilumina por igual. Y cuando recogemos agua en nuestras manos, cuando vivimos sin ego, si nuestra agua de la mente está calmada; entonces podremos ver el reflejo de la Luna en el agua, y cualquier persona y objeto que veamos seremos nosotros. Este es el mayor grado de sabiduría que siente compasión por todos porque con ella podremos ver a todos como a nosotros mismos en perfecta a-dualidad.

El Maestro Harada concentrado realizado un acto en el que le mismo, el pincel y el papel y tinta; son todos Uno.

Otro poema que nos dibujó fue el de “La mente sincera es el lugar del Camino“, con este poema nos quiso decir que estemos donde estemos si nuestra mente está unificada con nuestro cuerpo y corazón, si estamos en el aquí y el ahora entonces podremos percibir que ya estamos en el Camino hacia la Iluminación. No nos hace falta nada más si nuestra mente es tan transparente que todas nuestras palabras y actos son totalmente sinceros.

Otro maravilloso ejemplo de caligrafía con el que nos deleitó fue el Ensô (Círculo) el cual se basa en un trazo único con un pincel más grueso con el cual trata de representar la Vacuidad de toda la Realidad; la verdadera naturaleza de Universo y toda su luminosidad. Este ejercicio ha sido realizado por los monjes zen durante generaciones, pues muestra el estado vacío de mente que tiene el monje con un sólo trazo. Es una maravillosa práctica de perfeccionamiento, pese a que el círculo no pretende ser perfecto, es como la realidad: lo incluye todo sin distinguir si es bueno o malo, simplemente mira sin juicio y todo lo une en esa trazo a-dual.

En uno de estos círculos incluyó algún poema como: “Sin nacimiento, sin muerte“, como los seres: la Realidad no tiene principio ni final, todo es Vacuidad.

Aquí vemos un Ensô o círculo, realizado primorosamente por el Maestro Harada, que representa el Universo en su naturaleza última que es la Vacuidad.

De este modo, con una mente calmada y compasiva, el Maestro Harada respondió a diversas preguntas al final de la sesión que ayudaron a los presente a comprender más sobre este misterioso y profundo camino de Zen y del zazen (la meditación sentada). Fue todo un honor para los presentes y un privilegio contar con unas palabras tan sabias y directas del Maestro Harada; palabras que señalaron directamente hacia el corazón-mente de los presentes y se grabaron con gran suavidad, de la misma manera que el pincel realizó los trazos sobre el papel blanco. Esperamos que pronto el Maestro Harada vuelva a México y nos traiga su sabiduría y su refrescante presencia.

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