jueves, 12 de marzo de 2015

KonnichiwaFest: 5 Centímetros por Segundo


Debido al trabajo de sus respectivos padres, Akari y Takaki estaban habituados a mudarse con frecuencia; a no dejar raíces en ninguna parte. Solos e incomprendidos, supieron encontrarse y formar un vínculo que era tan bello como efímero; semejante a las flores de cerezo.

Akari se fue primero. La despedida fue breve, pero dolorosa. Aunque eran todavía unos niños, había entre ellos tantos sentimientos ocultos, que un adiós no bastó para transmitir todo lo que guardaban en sus corazones. Las cartas que luego se mandaron fueron, para Takaki, un respiro de su agobiante soledad. La débil llama de una vela en la oscuridad.


En una de sus cartas, sorprendida de lo mucho que había crecido en poco tiempo y de lo distinta que se veía con su cabello recortado, Akari escribió:

Estoy segura que tú también estás cambiando.

Ella no tenía manera de saberlo, pero para Takaki era como si el tiempo no estuviera pasando. Nada podía empezar y nada podía continuar si él no lograba expresar todo el amor que sentía por ella y toda la tristeza que lo abrumó cuando se separaron.

Quizá por eso, cuando él mismo supo que dejaría Tokio para ir a vivir a Kagoshima, decidió que tenía que verla. Kagoshima estaba demasiado lejos de ella y de todo, y no podía llevarse consigo tantos sentimientos juntos.

Los puso en una carta. Una carta que llevó en su bolsillo aquella tarde de marzo en que habían acordado verse. Él iría a Iwafune, la estación más cercana a ella. Akari esperaba que con él viniera la primavera, pero no fue así. En cambio, Takaki enfrentó intempestivas tormentas de nieve para llegar a ella. Su heroísmo no era el de los grandes guerreros, sino el de los hombres comunes que reprimen las lágrimas en un tren detenido por la nieve en la oscuridad. No fue un viaje fácil, ni estuvo desprovisto de pérdidas: el viento se llevó la carta que con tanto amor y con tanta tristeza le había escrito.


Al final, el tiempo que tuvieron juntos se hizo tan breve y tan precioso, que él no le habló de la carta perdida. Para Takaki, el beso que compartieron debajo del cerezo marchito, era el momento que representaba, simultáneamente; la eternidad, el corazón y el alma. El cerezo floreció una vez más, pero sólo por un instante.

Se despidieron en la estación y, nuevamente, las palabras fueron insuficientes. Con tanto sin decir, con tantas experiencias sin vivir y, al mismo tiempo, con tanta vida por delante, ¿qué más quedaba para él?

Los tres episodios breves que componen la cinta Cinco centímetros por segundo, describen, más que la vida, los sentimientos de Takaki en distintos momentos; desde la dolorosa despedida de Akari hasta su vida adulta, de vuelta en el bullicio de Tokio. Es una historia de amor, pero también de soledad.


Escrita y dirigida por Makoto Shinkai, esta cinta será exhibida en el marco del Festival de Cine y Animación Japonesa Konnichiwa. Los boletos ya están disponibles en la página de Cinépolis y las taquillas de los cines participantes. Sin duda, es una historia que vale la pena ver.

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