Por: Hiroshi
Pese a que en todo el mundo se vive un clima de apertura y ciertas cuestiones ideológicas han quedado vetustas, las restricciones a las mujeres siguen siendo una cuestión vigente en muchas sociedades. A veces por motivos culturales, otras por motivos vinculados a la tradición y algunas excepciones solo por un machismo exacerbado, hay determinadas actividades que son patrimonio exclusivo del género masculino. Veamos entonces la curiosa nota que los muchachos de RocketNews24 han preparado sobre el tema.
1 – Escalar la cima de Monte Omine: El Monte Omine, en la Prefectura de Nara, es considerado una de las 100 montañas más famosas de Japón y ha sido designado como Patrimonio Universal de la Humanidad por la UNESCO, dada su condición de lugar sagrado y ruta de peregrinación. Sin embargo, al momento de la designación se les escapó un detalle: las visitas de las mujeres a ese lugar son restringidas.
De acuerdo a la tradición sintoísta y por una prohibición que se remonta a siglos atrás, las mujeres tienen vedado el paso pues su naturaleza distraería a los peregrinos de sus deberes ascéticos, constituyendo una invitación a caer en los placeres mundanos. No obstante ello, el paso solo está restringido a la cima del mentado Monte, allí donde se encuentra el Templo Ominesanji. Una guía de turismo local ha manifestado que poco a poco se han suavizado las restricciones, pero que todavía están lejos de habilitar el permiso total. Los locales guardan celosamente esta regla y toda mujer que se atreva a quebrantarla pasará un momento realmente incomodo.
2- Participar en competencias de sumo y sus rituales: La Sociedad de Sumo afirma que las mujeres tienen vedada su participación en esta actividad por una resolución que también se remonta a cientos de años atrás, y modificarla significaría un deshonor para los ancestros. Pese al motivo que esgrimen los encargados de la Asociación, quienes pugnan por la participación de las mujeres en los combates de sumo afirman que solo se trata de una cuestión formal. A lo largo de las últimas décadas, las mujeres han demostrado grandiosas habilidades en este tipo de disciplinas, por lo que la negativa suena como a un capricho. Algunos afirman incluso que el rol de la mujer en los antiguos rituales de sumo habría sido una costumbre sintoísta bien afincada entre los antepasados.
La otra alternativa es la creación de una liga profesional dedicada exclusivamente a las mujeres, pero la ley aun no lo permite. Desde mediados del siglo XVIII las mujeres han practicado un deporte denominado onnazumo que guarda muchas similitudes con el sumo tradicional, pero que aún conserva su carácter de amateur, más allá de convocar a mujeres de todas las edades.
3- Alojarse en hoteles capsula: Bien, aquí llegamos a un punto en el que la prohibición no es absoluta, pero la realidad demuestra que en el 99% de los casos se verifica. Las famosas capsulas para tomar un descanso se volvieron un rasgo característico de las grandes urbes niponas, pero al parecer las damas no son del todo bienvenidas. La mayoría de los consultados afirman que la regla que prohíbe el ingreso a mujeres ya no existe, pero los hoteles de este tipo que las reciben son casi inexistentes.
¿El motivo de esta prohibición? Originalmente este tipo de alojamiento fue pensado para los hombres de negocios o aquellos que viviendo en los suburbios se veían imposibilitados de llegar a su hogar; una situación que años atrás era casi exclusiva para los varones. Las cosas han cambiado y las mujeres ahora trabajan a la par de nosotros, y muchas de ellas verían solucionados sus problemas temporales de alojamiento con el servicio prestado por estos singulares hoteles.
4 – Convertirse en chef de sushi: Muchos afirman de que en realidad esto se trata de un mito urbano, pero las mujeres especialistas en esta delicia japonesa siguen sin aparecer, dejando el terreno despejado para los chefs. Jiro Ono, dueño del restaurante Sukiyabashi Jiro, tiene un hijo que en declaraciones a un medio de prensa de Nueva York, se sinceró: “Para ser un profesional es necesario tener un gusto constante de los alimentos y el ciclo menstrual de las mujeres altera este sentido, haciendo imposible que se conviertan en chef de sushi”.
Otras versiones aseguran que el motivo principal es que las manos de las mujeres son más cálidas que las de los hombres y eso va en desmedro de la calidad y la frescura del producto final. Por supuesto que estamos hablando de sushi de elite, pues un comensal poco entrenado no tiene siquiera noción de estas cuestiones. Sabemos que los profesionales del sushi son muy celosos de su tarea y contradecir sus reglas puede convertirnos en los primeros afortunados en probar un dudoso sushi de pez globo.
Como verán, por un motivo o por otro, ser mujer se convierte en un obstáculo para realizar ciertas actividades en el país del Sol Naciente, pero si ponemos en la balanza todos los beneficios que obtienen por su extraordinaria condición de féminas, les aseguro que salen ganando.
Fuente: RocketNews24
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