Las familias japonesas se abrigaron para visitar los templos de barrio, donde enormes campanas de bronce señalaron el inicio de Año Nuevo
La fiesta de Año Nuevo es la mayor de Japón, y millones de personas se apiñaron en trenes para cambiar las ciudades por sus localidades natales donde disfrutar de platos de fideos, que simbolizan longevidad, mientras ven el concurso anual de canciones Red and White NHK. A medianoche, las familias se abrigaron para visitar los templos de barrio, donde enormes campanas de bronce señalaron el inicio de 2016.
Tokio estuvo bajo alerta por motivos de seguridad este año, con carteles en el metro y otros espacios públicos que advertían a la gente mantener los ojos abiertos para detectar paquetes o actividades sospechosos.
Por su parte, los surcoreanos celebraron la llegada de 2016 con tradicionales ceremonias de campanas, fuegos artificiales y actuaciones musicales y bailes al aire libre. Miles de personas, incluyendo refugiados norcoreanos, se dieron cita en una localidad próxima a la frontera con la rival Corea del Norte para asistir a uno de estos actos y desear una unificación coreana pacífica.
En su mensaje de Año Nuevo, la presidenta surcoreana Park Geun-hye volvió a destacar que su gobierno está abierto al diálogo con su vecino, pero responderá con determinación a cualquier provocación de Pyongyang.
Se espera que Corea del Norte celebre la entrada de 2016 con un discurso de su líder, Kim Jong Un, que los observadores externos analizan minuciosamente para intentar atisbar la dirección política que toma el hermético país.
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