- En 2014 volvió al escenario 15 veces ante el aplauso insistente del público
- Interpretará el Concierto para violín y cuerdas en re menor de Mendelssohn
- Una obra de gran pureza y de infinita ternura, por eso la escogí para tener mi primer encuentro con el público mexicano, dijo el artista
- El jueves 19 de mayo en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes y el domingo 22 en el Conservatorio Nacional de Música, bajo la dirección de José Luis Castillo
En su visita a México, en colaboración con la Embajada de Corea en México, Edwin E. S. Kim interpretará con la OCBA el Concierto para violín y cuerdas en re menor de Felix Mendelssohn, una obra casi desconocida de este autor, pero un gran reto para sus ejecutantes.
Edwin E. S. Kim, violinista y director de orquesta, ha dado conciertos en todo el mundo y centrado su actividad sobre todo en Europa, donde es considerado el violinista en desarrollo más importante del momento. En junio de 2014 protagonizó un fenómeno al salir al escenario hasta en 15 ocasiones ante el aplauso insistente del público. Ese mismo año volvió a cautivar al difícil público de Praga al tocar con The Prague Radio Symphony Orchestra.
Desde 2012 participa como director artístico y ejecutante en el Lech Classic Music Festival. Ha ganado los más prestigiados premios para violín. Se graduó de la Seoul Arts High School, la Vienna University of Music y de la Hanover University of Music. En 2012 fue seleccionado como profesor de violín en la Hanyang University de Seúl.
En entrevista vía telefónica desde Corea, comentó: “Tengo muchas expectativas de este viaje y de tocar con la OCBA, con músicos mexicanos. Tengo una extraña sensación, muy agradable, de esta primera visita y cómo me recibirá el público. Sé que los mexicanos son muy cálidos y exigentes”.
Acerca del Concierto para violín y cuerdas en re menor de Mendelssohn, refirió: “En el mundo de los violinistas no es muy muy conocido, si se compara con otras de sus obras, pero es una pieza muy interesante”.
Mendelssohn escribió este concierto hacia 1822, cuando tenía 13 años de edad. Hay en esta obra varios elementos que señalan un espíritu barroco, así como algunos apuntes de estilo que parecen colocarla en el rococó. Después de muchas vicisitudes, la partitura cayó en manos del violinista Yehudi Menuhin, quien la editó y reestrenó en 1952.
“Me parece que la OCBA es la orquesta perfecta para esta obra. Mendelssohn la escribió en plena adolescencia, lo cual quiere decir que le faltan algunas cosas, pero tiene más de otras y, en mi opinión, se trata de una pieza de una gran pureza y sencillez, y sobre todo, de infinita ternura. Por esa la escogí y me pareció la más indicada para tener mi primer encuentro con el público mexicano.
“México es un país del que tengo muchas referencias, porque es donde trabaja un colega muy cercano, el maestro José Luis Castillo, quien me invitó a dar este concierto. A través de él he escuchado mucho acerca de México, de su público, de su música y de sus autores.
“He tenido algunas experiencias con el público mexicano. Recuerdo muy bien que en un concierto en California llegaron muchos mexicanos: niños, jóvenes, familias enteras, y ahí vi y sentí su forma de ser: gente de mucho corazón, muy expresivos. Espero volver a tener esas emociones ahora. Creo que recibirán mi participación con mucha calidez.
“He escuchado música mexicana, especialmente a Manuel M. Ponce y a José Pablo Moncayo, sobre todo obras para orquesta y para piano. Cuando las escucho me llega una sensación de un gran folklor, de mucho colorido. Con sus armonías, me parece muy hermosa la música mexicana”.
En cuanto a su concepción de la música como arte, Kim opinó: “Siempre ha existido y seguirá existiendo, pero me parece que siempre ha seguido un ciclo que va de lo ordenado a lo desordenado, y así vuelve a comenzar, y se repite constantemente en ciclos renovadores.
“Eso es lo que marca las diferentes etapas de la música, por ejemplo, del barroco o del romanticismo, y siempre existe una diferencia en ellas que distingue a los contextos históricos, las épocas, y de acuerdo a las circunstancias que se viven, se modifica un tanto el estilo. Por eso creo que la música está conectada también con los propios ciclos del ser humano y de las circunstancias que le toca vivir. Pero en la música lo que permanece son los sentimientos humanos.
“Interpreto la música de diferentes épocas y creo que lo que prevalece es el sentir humano, esas emociones determinadas por un contexto histórico que hacen que, cuando está bien escrita, bien hecha, pueda mantener su esencia y sentirse de manera diferente en circunstancias, por ejemplo, de violencia, de desamor, de indiferencia, como se vive hoy en el mundo contemporáneo. Yo, en toda ocasión, trato de expresar mi sentir interno, independientemente de los ciclos de la vida.
“Estoy muy agradecido con el público de todas partes. Ha sido muy generoso conmigo. Aquel aplauso –en el que salió al escenario 15 veces– ha sido muy significativo en mi carrera. Sucedió en un festival famoso, muy antiguo, con un concierto de Chaikovski, una pieza célebre y, para mí, muy especial.
“Resulta que hace un tiempo, cuando era joven, pasé por momentos muy difíciles porque tuve una enfermedad muy grave y dolorosa, y al escuchar esa obra mitigaba el dolor, a la vez que me infundió en mí mucha esperanza de que todo saldría muy bien, que sanaría y seguiría viviendo.
“Quizá ese día externé con mi violín, más que nunca, mi sentir, y el público lo pudo apreciar. Yo creo que por eso aplaudió y aplaudió hasta hacerme regresar varias veces al escenario. Pero creo que eso no es bueno hacerlo seguido porque uno debe entender que hay gente que espera la siguiente obra, el siguiente concierto, pero aplaudieron tanto y tuve que pedir permiso al director para responder al público.
“Desde luego estoy también muy agradecido con la crítica por sus comentarios elogiosos, pero la música y el arte en general creo que no deberían criticarse, sino sentirse, oírse, verse, y con ello aprender y meditar para mostrar al público lo más profundo del ser humano. Eso le hace bien al mundo.
“Tengo mucha esperanza de mi visita a México por primera vez. Es un país enigmático y estoy muy agradecido por la oportunidad de participar con la OCBA y encontrarme con el público mexicano. Por eso me estoy preparando, para que ese encuentro sea una experiencia inolvidable para el público y para mí mismo”, concluyó el violinista.
El programa que interpretará la OCBA se completará con las obras Dos melodías elegíacas de Edvard Grieg y la Sinfonía núm. 6, Spirituelle de Asger Hamerik.
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