Por: freudchicken
El sábado pasado (3 de octubre) tuvo lugar un evento que sólo puede verse una vez al año en Tsuchiura, prefectura de Ibaraki: la Competencia Nacional de Fuegos Artificiales (que en japonés se llama Tsuchiura Hanabi Taikai). Dos horas completas de fuegos artificiales en las que cerca de cien artesanos de todo Japón muestran sus mejores trabajos para obtener diversos premios. Como es de esperarse, se desarrolla toda una verbena con lo que seguramente ya imaginan: puestos de comida, juegos y suvenires, hombres y mujeres en yukata, niños aplaudiendo, largas filas en los baños públicos dispuestos para la ocasión, etcétera.
Al Hanabi Taikai acuden miles de personas. Algunos, entusiastas de la fotografía, llegan desde muy temprano para instalar sus ostentosas cámaras en trípodes dispuestos de manera conveniente para captar la mejor toma. Otros sólo buscan un espacio cómodo desde el que apreciar el espectáculo y convivir alegremente con amigos o familia. Muchos preparan de antemano comida y bebidas, y otros se acercan con apetito a los puestos. Hay gente por todos lados, incluso sobre los campos de sembradío, donde extienden mantas para evitar ensuciarse mientras se sientan a contemplar el espectáculo.
La competencia se celebra desde 1925. Baiho Akimoto, un monje budista, la organizó por primera vez como una estrategia para ayudar a los pequeños negocios de la ciudad que estaban siendo afectados por la recesión económica.
Actualmente, la competencia se realiza el primer sábado de octubre del año. Aunque se entregan diversos premios a las presentaciones más originales y sorprendentes; para el público, el ganador importa poco. Lo que importa es pasar un rato agradable entre las luces, el estruendo y el olor a pólvora.
Aunque, claramente, ni mi cámara ni mi pericia son apropiadas para registrar este tipo de espectáculo, les comparto una de las participaciones de este año.
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