Nueva Prensa
Por: María Fernanda Márquez Cervantes (LRI), fotografía por Cinthya Rosas (LCMD)
Por: María Fernanda Márquez Cervantes (LRI), fotografía por Cinthya Rosas (LCMD)
A muchos mexicanos les resulta ajeno y extraño pensar en la cultura japonesa, lo que no saben es que está más cerca de lo que creen.
El sábado 12 de octubre, la Feria del Libro arrancó con todas sus actividades, incluyendo las conferencias para conmemorar al país del sol naciente. La primera de este ciclo, llamada ‘Manifestaciones de la cultura popular japonesa en México’ fue impartida por el profesor Jorge Escobar Fernández en el Pabellón Japón, espacio reservado y decorado para tratar los distintos temas y actividades asociadas con este país.
Jorge Escobar habló sobre las distintas maneras en que la cultura japonesa se ha hecho presente en México a través de los años. En los setentas, los primeros encuentros se dieron con la aparición de programas de animación de origen japonés, tales como ‘Señorita Cometa’ (1967) ‘Esper’ (1967) y ‘Ultraman’ (1966). En los ochentas, los dibujos japoneses comenzaron a ganar popularidad, en Estados Unidos, se les empezó a reconocer como Japanimation y después como Anime. Escobar atribuye su éxito a que resultaban ser exóticas y fuera de lo común. Por último, a finales de los noventas, aparece en México un término que es muy escuchado pero que muy pocos saben su verdadero significado: Otaku.
Otaku es un término que en Japón se utiliza de manera despectiva para referirse a una persona con una obsesión hacia algún objeto. El aficionado mexicano se apropia del término para expresar su “obsesión” por la animación japonesa y el anime. Los Otakus se posicionan como una subcultura cuyos intereses son conformados por manga (historieta), karaokes (un invento japonés), el j-Pop, la gastronomía y moda japonesa. Otro elemento característico es el cosplay, palabra conformada por las palabras costume y play. Esta actividad consiste no sólo en disfrazarse de un personaje, se deben de estudiar sus características y sus rasgos de manera que se pueda hacer una interpretación adecuada de éste.
Al finalizar la conferencia, un grupo de cosplayers, le contaron a los asistentes sus experiencias. Dejaron muy claro que no ven esta actividad como otras personas podrían ver el disfrazarse en Halloween. Una cosplayer compartió que personificar a su animé favorito es amor al arte, es estudiar y encariñarse con el personaje de manera que ya se convierte en una parte de ella.
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